"EN MI IMPERIO NO SE PONE EL SOL"
Seguro que le suena la frase del título, pronunciada por el rey Felipe II. El pasado 21 de mayo se celebró la muerte de este monarca, uno de los reyes más fuertes de la historia. Felipe II “el Prudente” era hijo de Carlos I “el César”. Fue heredando poco a poco los territorios y títulos de su padre: Duque de Milán, Rey de Nápoles, Rey de Sicilia y Cerdeña, Soberano de los Países Bajos, Conde de Borgoña y Rey de España. Su padre abdicó del trono español en el año 1556 y se retiró al Monasterio de Yuste, donde murió poco después.
Bajo su reinado, España aumentó considerablemente sus territorios. El monarca consiguió que el Imperio español fuese el más grande que había sobre la Tierra. Se convirtió en Rey de Portugal, Rey de Inglaterra e Irlanda durante 4 años, conquistó las Islas Filipinas, llamadas así en su honor, y numerosos territorios en distintos puntos del mundo. Era la primera vez que un Imperio abarcaba todos los continentes.
Pero no todos lo recuerdan como un rey virtuoso y justo, sus enemigos lo tachan de tirano. En torno a Felipe II han surgido numerosas leyendas, favorecidas por el hecho de que siempre se negó a que se publicaran biografías suyas.
En cuanto a su política interior resaltan las numerosas reformas administrativas que realizó, empañadas por la Rebelión en las Alpujarras (1568-1571) y la Crisis de Aragón y el problema de Antonio Pérez (1590-1591).
En política exterior destacan las guerras que continuó contra los antiguos enemigos de su padre. Las Guerra con Francia, en la que destaca su victoria en la batalla de San Quintín (10 de agosto de 1557) por la que levantó el Monasterio de el Escorial, edificio considerado la octava maravilla del mundo. Contra Inglaterra sufrió la mayor derrota de su reinado, en la que la Armada Invencible fue derrotada debido a un temporal que la dejó destrozada sin presentar batalla. Pero el capítulo más llamativo de su política exterior es la guerra en los Países Bajos, que después de su muerte pasaron a manos de su hija Isabel Clara Eugenia y su yerno Albergó de Austria.
Por todo esto, Felipe II es recordado como uno de los reyes más grandes y polémicos de la historia de España. “En mi Imperio nunca se pone el sol”.